CAN'T TAKE MY EYES OFF YOU






 CAN' T TAKE MY EYES OFF YOU...

Quitaste el vaho del espejo con la toalla para descubrirte mirándote. Sentías el jolgorio de las mariposas que desde semanas atrás revolotean en tu estómago. Es la primera vez que lepidópteros anidan en tus entrañas. No puedes dejar de pensar en él : un tipo desgarbado, bastante feo, vago, que se jacta de su talento para beber un botellín de Mahou del tirón y luego eructar el abecedario ( cultura general).

Lo amaste - pensar su nombre te provocaba  punzadas desde tu pecho hasta más allá del ombligo.

Tan afortunada de que por fin se hubiese fijado en ti. Hasta ahora te  ignoró. Siempre con sus amigos en la barra del pub, mirando el ganado pero a lo suyo, bebiendo hasta acabar abrazado al suelo.

Solo besar al sapo y será el príncipe ese que te han enseñado a soñar .

El vapor se licúa sobre el espejo que se llena de lágrimas.

Nada puede salir mal...

Y ahora estás paralizada por el miedo.
Atrapada, ahí, en las tripas del pilar que sostiene el  puente de los suicidas, engullida en un pequeño habitáculo de cemento gris, arrojada contra los toscos escalones de madera que se pierden en la oscuridad. Quizá lo has buscado. Tú deseaste besarlo. Y confiaste cuando te conminó a que le siguieras. Y nada dijiste del asco que te da sentirte manoseada.

Si juegas con fuego, te quemas .

Y las mariposas aterrorizadas vuelan desbocadas golpeándote las tripas.

Y lees, con pánico, lo escrito en sus ojos vacios.

IT'S A HEARTACHE

Y , ahora,   clavada en tu espejo, te miras como si acabases de despertar mientras soñabas con una perra apaleada, de ojos tristes y costillas grabadas. Y rompes a llorar. Sin parar hasta ser rio en el mar.


Eugenia Soto 

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