CHIROPTERA
Y la luz se apagó. Y los murciélagos se encendieron en tu cabeza . Los sentiste aletear tras los ojos: flop, flop, flop.
El sudor de tu sien fue rio mientras buscabas un quédate; sin mover un músculo, concentrada en los latidos de tu corazón. Upss!! No estaba ni en la lluvia de octubre ni en el colchón viscoelástico. Solo permanecían el dolor y la culpa. De cuando te entregaron su cuerpecito. - No recuerdas si frio o templado, sumida en los silbidos que calibran la distancia-.
Eugenia Soto Alejandre
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