EL SUEÑO DE DIONISIO: ¿QUÉ FUE DE...?


PIEDAD y TORIBIO



Desde esa noche se amaron apasionadamente, por decirlo con delicadeza. El efecto del rayo permaneció en Piedad y, aunque Toribio siempre tuvo salud de hierro, tras veinticuatro meses, tres semanas y  dos días, su organismo no resistió más. Sufrió un colapso  que lo llevó a la tumba, eso sí, mientras apagaba los ardores de su prima. El forense,  no daba crédito al penoso estado del finado, parecía estar disecado. Llegó a hacerle fotografías por lo insólito del caso.

Piedad, lejos de deprimirse,  se fijó en el trasero de varios de los empleados de la funeraria, consciente de que un hombre solo no era suficiente para aplacar sus fuegos. Desde entonces recorre el mundo investigando la multitud de sabores que la humanidad ofrece.

DIONISIO

El sol de mediodía despertó a un aterido Dionisio, es lo que tiene dormir al raso en una noche invernal. Su mente funcionaba a cámara lenta, nada extraño pues se hallaba al borde de la hipotermia y la ropa húmeda por el relente no ayudaba a mejorar su situación. Tardó un tiempo en decidir si se incorporaba o si era mejor quedarse allí, panza arriba. Total, esa noche había rozado la ilusión de su vida y, cuando creía estar a punto de alcanzarla, ésta se había convertido en humo. No podía dejar de pensar en las atractivas alienígenas de tres pechos, pensamiento que probablemente le salvó la vida pues el calor que le invadió al visualizarse entre tanto seno por triplicado le ayudó a recuperar la temperatura corporal y, con ella, la noción de la realidad.

Al menos no todo había sido una decepción, por fin se veía liberado de su Piedad  y de ese horrible tono de voz que le atravesaba los tímpanos. Estuvo tentado de apenarse por el primo, pero al recordar la infinidad de veces que  aquella bruja se había lamentado de lo poco hombre que era en comparación con el de la benemérita, cualquier asomo de lástima se esfumó. 

Finalmente optó por levantarse , sus dedos ya no estaban azulados y sus articulaciones respondían a las órdenes de su cerebro. Ante él se abría un mundo lleno de expectativas cósmicas. Ahora tenía el conocimiento de que sus teorías eran ciertas. Quizá podría ser de nuevo testigo de un nuevo avistamiento.

Mientras caminaba en dirección al pueblecito costero con intención de coger un autobús en dirección  a la ciudad fue trazando su nuevo plan vital, se despediría de sus  dos trabajos, el de  oficinista y el de chapuzas a domicilio (éste último a espaldas de la empresa y de la Agencia Tributaria, por supuesto),  a los que estaba atado por los caprichos de aquella mujer de la que ya no quería recordar ni su nombre. Después tendría tiempo para dedicarse en cuerpo y alma a investigar todo lo referente a los ovnis y las confabulaciones gubernamentales para ocultar su existencia. Él, Dionisio Gutiérrez Gómez, demostraría a la humanidad que no era única, que el espacio estaba lleno de seres extraordinarios y que existían hembras tripecho, principalmente esto era lo que más le interesaba.

Durante años buceó en internet buscando señales e información, se desplazaba a cualquier rincón donde se dijese que había aparecido un ovni, hablaba con la gente y tenia cientos de cuadernos, no se fiaba mucho de los discos duros, repletos de anotaciones, dibujos y planos topográficos. No se perdía ni un programa del Iker Jiménez y le mandaba mails al facebook comentándolos, hasta que, vaya usted a saber le razón, los del programa lo bloquearon. No le preocupó, allá ellos, ahora no les contaría nada sobre su último descubrimiento: los seres estelares tenían su base en una cueva ubicada en un monte de los Cárpatos. Y hacia ese lugar se dirigió hace meses, desde entonces no se ha vuelto a saber de él.

REGINA/RAIMUNDA

Tras la insólita noche, inevitablemente, llegó el día devolviéndola a la realidad. Se sintió avergonzada, no por el hombre que dormía plácidamente acurrucado a su lado, sino por ella. Él había abierto su corazón provocándole unos sentimientos que ella desconocía y se asustó. No se merecía la magia que emanaba de aquel extraño hombre, aparentemente simple. No era buena persona, lo más probable era que acabase por estropearle la vida. Conteniendo las lágrimas que pugnaban por correr sobre sus mejillas salió en silencio de la casa de aquel ser singular y huyó.

Logró su programa a nivel nacional, publicó una revista, "RP" y la perseguían los parapazzis, sin embargo el brillo de su mirada estaba teñido de nostalgia. Nostalgia por el hombre al que no podía olvidar, por el hombre que la había hecho sentir mujer.

EL CAZAESTRATERRESTRES

Le despertó el sonido de la puerta al cerrarse. Con los ojos cerrados sintió como arrancaba el coche. De ella solo quedaba su aroma entre las sábanas. Al principio se desconcertó, como si todo hubiese sido un agradable sueño, pero cuando encontró bajo la almohada las bragas que ella había llevado, (durante poco tiempo, eso sí) cuidadosamente dobladas, supo que todo había sido real. Entonces se sintió especial, tan especial que cambió definitivamente su modo de observar el mundo. Abandonó viejas costumbres, no del todo, no hubiera sido sano. El placer solitario ya no le producía el mismo efecto, al contrario, le dejaba una sensación de abandono que, inexorablemente, derivaba en una nostalgia que le ahogaba. Ya no le parecían tan interesantes las veraneantas ni sus bikinis, estaba bien mirarlas pero ninguna le alteraba la circulación.

Siguió la carrera de Regina, no fue difícil. Gracias a un reportaje sobre un diputado corrupto la presentadora se hizo famosa y su presencia en la pantalla era inevitable. Cada noche contaba las estrellas mientras pensaba en la posibilidad de que ella regresara, su voz interna se lo aseguraba y él la creía.

Tras unos años así ocurrió, Regina decidió volver a ser Raimunda, hizo la maleta con lo imprescindible y se fue al pueblo costero para ver las estrellas junto al hombre que la hacía feliz.



TXUMI

Txumi no podía creer que Regina lo hubiese dejado tirado, ¿no buscaba una noche de pasión? ¿Para qué demonios había ido a buscarlo al club? Encima se le había despejado la borrachera y aquel descampado sin la neblina de la embriaguez le pareció un lugar incómodo. A él no le iba el rollo de la naturaleza, donde estuviesen la barra de un bar repleta de tías buenas en pelotas...  ¿Qué hacía ese hombre desvanecido sobre la hierba? La verdad es que poco le importaba, él había llegado a aquel lugar engañado. Cierto que había una potente luz azul, pero ya no estaba y Regina, tampoco. Mira que largarse con el tipo del mono, cuando él había sido el elegido. Afortunadamente siempre llevaba la petaca con JB a mano, un par de tragos y tendría la energía suficiente para caminar hasta “La conejita feliz”, seguramente allí encontraría consuelo.

Aquel hecho no cambió su vida y, en la actualidad, tras superar varias enfermedades venéreas, es portero en un local del centro. Allí disfruta esperando el final de sus días disfrutando de sus pasiones: el alcohol y las mujeres de vida disoluta.


MONTOYA Y LOS SIETE TOREROS

Los bomberos toreros eran cortos de estatura, no de inteligencia. Enseguida se dieron cuenta de las intenciones del guardia civil. Afortunadamente llevaban todavía los trastos de matar y tras unos kilómetros lo abandonaron en la primera gasolinera. La experiencia vivida les sirvió de inspiración para un nuevo espectáculo, “Los increibles marcianos toreros”, que les proporcionó fama y dinero.

El abandonado Montoya hizo amistad (y algo más) con un camionero que le recogió en la estación de servicio. Abandonó el Cuerpo y se decidió, por fin, a mutar el suyo. Era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. Tras un par de operaciones dejó de serlo. Y actualmente es muy feliz viajando por el mundo en la cabina del camión.

LOS EXTRATERRESTRES

Lo cierto es que no puedo contar nada. Yo nunca los vi. Aunque, si os soy sincera, muchas noches busco en el cielo la luz azul que indique su presencia. ¡Sería tan feliz si, por azares del destino, en alguna ocasión me topase con la nave y sobre todo, con su maravilloso rayo abductor...!




ESPERO QUE OS HAYAÍS DIVERTIDO. 
SALUDOS ( desde este planeta llamado Tierra) 

Eugenia Soto Alejandre y Fernando García Crespo.


Por si no habéis leído el resto de la historia, aquí os dejo los enlaces al relato: http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/01/el-sueno-de-dionisio-1.html

http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/01/el-sueno-de-dionisio2.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/01/el-sueno-de-dionisio3.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/02/el-sueno-de-dionisio4.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/02/el-sueno-de-dionisio-5.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/02/el-sueno-de-dionisio-6.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/02/el-sueno-de-dionisio-7.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/02/el-sueno-de-dionisio8.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/03/el-sueno-de-dionisio-9.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/03/el-sueno-de-dionisio10.html
http://mariposasmagulladas.blogspot.com.es/2012/03/el-sueno-de-dionisio-11.html

Comentarios

  1. Buenísimo!!!
    Yo también espero con añoranza la llegada de los extraterrestres,que imagino simpáticos y generosos,evolucionados,vaya...
    ...aunque hay que reconocer que en este planeta tenemos especímenes y personajes de lo más peculiar (me incluyo),y lugares y formas tan diferentes como para vivir varias vidas sin aburrirse...
    Pero yo sigo confiando en la llegada esa nave espacial (especial), que haberlas hailas...

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    1. Gracias guapa!!! Eres el ser más libre que he concido nunca ¡y me encanta!!!

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