MELISSA: CUATRO / YO (7ªparte)



IV

En esta ocasión, el diario dedicó la portada completa a la muerte del banquero. 

Es triste comprobar que ni la muerte nos iguala- pensó Melissa al incluir las hojas del periódico en  su colección. 

En el interior del álbum coexistían un par de docenas  de finados atados a una silla y ninguno superaba la media página del diario, sin embargo, al tiparraco más detestable que había conocido le dedicaban tres páginas con fotos en color, preguntándose el motivo por el cual alguien había achicharrado al genio de las finanzas, al filántropo que donaba grandes cantidades a la iglesia... 

El artículo venía firmado por el director de la publicación. Se notaba, no escribía con la fluidez de su hombre (a estas alturas lo consideraba suyo)

YO

Siempre quise ser periodista. Nunca me planteé ser otra cosa, ni siquiera cuando era  niño imaginé ser bombero, policía o astronauta. Yo iba a ser reportero. Crecí al tiempo que mi curiosidad. No lo podía evitar, mi instinto, casi infalible, me llevaba a descubrir lo que los demás no veían. 

Mi existencia ha transcurrido pegada a una cámara y un cuaderno de notas, saltando de ciudad en ciudad, de noticia en noticia, hasta llegar a la redacción del Caso, donde me acomodé en la rutina del salario fijo. 

No es necesario recorrer el mundo para toparse con sucesos intrigantes como el que me  ha entretenido durante los últimos meses. Nadie parece  haberse dado cuenta de que en diferentes puntos del país se han cometido asesinatos similares. Las víctimas, siempre masculinas, mueren atados  a una silla aunque el método utilizado varía.

Mi sexto sentido me hizo profundizar en su investigación. Tengo la impresión de que el escenario de los crímenes está perfectamente estudiado, sin dejar nada al azar. Estoy seguro de que son obra de una mujer. 

Soy consciente de que me obsesionado con ella, como un veneno que sin hacer ruido se ha introducido en mi alma hasta ocuparla.

 
CONTINUA (en Cinco)

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