MELISSA: DOS (3ªparte)

II

Desde el día en el que la mente de su madre, devorada por los culebrones, hizo clic, Melissa supo que lo único que podía hacer era sobrevivir.
Su padre ingresaba puntualmente una pensión "lava conciencias" para atender sus gastos, el apartamento era propio y nadie se preocupó de que Evarista apenas saliera de casa. La joven asumió la responsabilidad de cuidar de sí misma y de la mujer que la trajo al mundo, quien en sus escasos momentos de lucidez abrazaba a su hija intentando transmitirle el cariño que  no era capaz de darle. Sin embargo esos ratos fueron mermando a medida que se sucedían los días hasta desaparecer entre las diversas personalidades que asumía. En ocasiones se trasmutaba en suegra malvada, otras, en la atribulada mendiga que buscaba su noble origen e, incluso, llegó a sentirse  galán protagonista del drama de turno.

...CONTINUA (en Iván)

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